Evaluaciones realizadas dan cuenta que el comunicador o relacionista público tiende a enfocarse solo en la coyuntura (en las tácticas) comunicacional, perdiendo de vista la gran estrategia de comunicación (de imagen) que debe existir para cumplir con los objetivos institucionales.
Es necesario alinear las tácticas a esa estrategia, para ver si estamos respondiendo permanentemente a la construcción de esa reputación que demandan los diferentes públicos.